martes, 23 de septiembre de 2014

Mis arces.



Hace tiempo planté tres arces en el campo.
El primero ha arraigado con fuerza
y se ha orientado hacia el lado de un sendero.
El segundo ha crecido débilmente 
y busca los rayos del sol.
El tercero apenas se ha levantado del suelo
y he tenido que cubrir sus raíces 
con la misma tierra donde lo planté.

No están protegidos por arriates ni piedras.
Son arces libres que utilizan su entorno
para defender con distintos esfuerzos
su crecimiento en libertad.

1 comentario:

Verónica Calvo dijo...

Este poema es reflexivo.
Ante estos versos no puedo menos que pararme a reflexionar.
Somos como tus arces; nacemos como ellos, cada uno con su personalidad, y pasamos etapas. Nos podemos reflejar en tus versos.
Y el final lo siento como un recordatorio. Así deberíamos vivir.

Bellísimo.

Abrazos, querido Fernando