martes, 31 de mayo de 2011

Pánico al vértigo.



I Pánico al vértigo.




Es un ahogo, un escalofrío,
un paso atrás, un aferrarse al suelo,
no existe una razón, solo el  anhelo
de no ceder ante tal desafío.

No viene desde fuera, es algo mío,
es el imán de un desmedido vuelo,
el sugestivo brillo de un anzuelo,
que me atrae  sin piedad hacia el vacío.

Mirar desde la altura me enloquece,
multiplica por diez mis sensaciones
y, situado al borde de mí mismo,

sublimo la distancia y me parece
que no puedo frenar las intenciones
de arrojarme a volar sobre el abismo.



 II - Pánico a tu ausencia interior.




Esa angustia vital de no encontrarte,
de sentir el vacío en tu conciencia.
el no llegar al fondo de tu esencia,
por más que desde fuera pueda amarte.

Esa frialdad que siento al contemplarte
si no me comunicas tu presencia,
y ese dolor que siento con  tu ausencia,
no me dejan quererte ni soñarte.

Pánico siento al ver que no me quieres,
de que estás  junto a mi sin desearme,
callando la razón de tu distancia,

si en tu interior silencio así me hieres
se resiente mi amor al no centrarme
en tu vida, tu voz y tu sustancia.



jueves, 26 de mayo de 2011

La rambleta del Seguet



La rambleta del Seguet.



Eres como una llaga antigua
sobre la piel de la plana,
¿vena, surco, cicatriz?
que recoge las lágrimas del cielo
en su regazo humilde
y sorteando naranjos y sembrados
las lleva hacia el mar.

Quisiera ser como tú,
rambla pequeña,
remanso de tormentas,
cauce de lágrimas,
sosiego de riadas

y recorrer mi camino,
con la sencillez de tu ejemplo
hasta mi mar.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Canción a una niña que va a nacer.


Canción a una niña que va a nacer.



Estás ahí, puedo imaginarte,
seas un sueño o una realidad:
niña mía, une tus latidos a los míos,
sonríeme desde tu actual morada,
transmíteme la verdad de tu vida.

Si estás ahí, y puedes oírme
muévete un poco para poder sentirte,
que te note, que te palpe
a través de la piel que te protege,
a ti, niña mía, mi delirio, mi esperanza.

Voy a poner mi mano, amor,
para poder tocarte y sentir tu sustancia,
imaginar tus ojos y pensar que sonríes
y acercarme y oler tu fragancia,
que será de jazmines y azucenas.

Ahora no puedo verte, pero sí soñarte,
recogida en mis brazos, pálpito vital,
sintiendo tus latidos sobre mi piel cansada,
enardeciendo mis ansias de amor,
que renace con tu germen de vida.

Quiero saber el color que tendrán tus ojos,
contar tus dedos, acariciar tu cara,
besar cada milímetro de tu cuerpo
y sentirte entre mis brazos,
transmitiéndome tu aroma y tu calor,
para sentir tu vida y darme cuenta
de que nuestro amor será para siempre
la razón más importante de mi existencia


martes, 24 de mayo de 2011

Carmencita.




Carmencita. 


Tu azotea es un lugar de ensueños,
de silencios, de soledades,
donde se extiende
la delicia de una niña en cuclillas
jugando con maternales enseres.
No hay nada más allá de la baranda,
el mundo se ha conformado aquí,
y aquí es donde vives, amas,  juegas,
con la intensidad de una realidad distinta,
con la emoción de un mundo nuevo.
Te miro rodeada de nubes
que sobre ti envidian tu azotea
porque está llena de vida
y de ternura, y te imagino,
Carmencita querida,
recibiendo a los ángeles
que bajan por una escalera de colores
a jugar con tus cosas
y a compartir tu soledad de niña.



Al cuadro del pintor Antonio López “Carmencita jugando”.

sábado, 21 de mayo de 2011

Miedo.



Miedo.



Miedo a la oscuridad, al desafío,
al vómito, al abismo, a  la mentira,
al silencio, a la verdad, al pánico.
a la distancia, a la sinceridad,
a todo aquello que me acerca al otro,
a lo desconocido, a lo inquietante,
a  lo que puede ser amado, a la osadía,
a los espejos, a las olas, a la arena,
a la falsa amistad, a una escalera.

Miedo a mirar de frente, a  preguntar,
a mirar a las estrellas, a saber,
a la lectura obligatoria, a los consejos,
a la velocidad, al tiempo, a la victoria,
a  la moda, a lo social, al calendario,
a la distorsión de la verdad, al caos,
a las pausas, a las concentraciones,
a los horarios de trenes, a las avispas.

Miedo a la reflexión, a tu mirada,
al estallido de violencia, a la ironía,
a los gusanos blancos, al frío,
a la dureza del mármol, a las llamas,
al eco, al viento sahariano,
a mirar directamente al sol,
a tropezar andando por la acera,
a las tertulias, a los recitales,
a los falsos amigos, a las ventanas,
a la agonía, al dolor, al descampado.

Miedo a ser comprendido, a lo concreto,
a la niebla, a la profundidad del mar,
a los rayos, a lo lejano, a la vergüenza,
al rojo, al amarillo, al verde,
a todo lo que no entiendo, a la sustancia,
a lo que me desconcierta, al veneno,
a la puñalada por la espalda, a la miseria,
a la verdad espuria, a las zancadillas,
a los ídolos, a las arenas movedizas,
a los falsos poetas, a los fantasmas,
y a todo lo que se me olvida no queriendo.


jueves, 19 de mayo de 2011

La Playa.



La playa.




Se rompen en espuma blanca y dorada
las olas desgajadas del mar,
se suceden, se entregan,
aceptan su destrucción
y se dejan caer mansamente sobre la arena
Gaviotas blancas, conchas desplazadas,
pisadas húmedas, restos de algas
ecos lejanos de caracolas
pequeños mares interiores
y resacas de antiguos oleajes
al pie de almendros y naranjos.
Siento miedo de mi soledad
ante el inmenso mar
y pugno por vencer la bruma interior
de espaldas a las montañas ocres
a los pinos requemados,
recibiendo los punzantes arpones del pasado,
arriadas las velas de mi barca,
desconcertado ante la rosa de los vientos
Una tormenta de ideas entrecruzadas,
aciertos y errores, amor, desamor,
hallazgos y pérdidas,
depresiones y esperanzas.

¿ Por qué ahora sobre la playa
la memoria de las cosas ?

Las ideas hierven como los atunes
en la superficie de la almadraba
atropellándose en la huida,
buscando la difícil salvación
desde una vieja urdimbre
de experiencias y desencantos
y yo estoy solo
sin la saloma de los compañeros de viaje,
algunos sin retorno posible,
enredados en la lucha
por la supervivencia..


Soledad, brisa marina,
rumor de olas, arena, salitre,
azahar de los naranjos,
un posible entorno de creatividad
para despegar hacia el espacio salvador
del alma y la palabra.



lunes, 16 de mayo de 2011

El Viento.




El viento.


El viento que te visita
es un jirón perdido de tramontanas y mistrales,
conquistador de maestrazgos,
portador de las voces del norte.
Lo recibo de frente, junto a una ermita blanca
construida en lo alto de la montaña
como vigía de sarracenos.

Viene rizando el mar, alborotando las nubes,
me empuja, me envuelve, me acaricia,
me inunda de azahares y salitres
y me habla de antiguas historias,
negro rejón de la memoria,
durante su tránsito inevitable hacia la lejanía.

Deseo entonces que mi palabra se funda con él
acompañándole en su viaje sin retorno,
esparciéndose sobre las playas y las rocas,
sobre la tierra roja, sobre los naranjos verdes,
sobre los almendros, sobre las casas blancas,
sobre los pinos, sobre los hombres de la plana.

Quiero gritar con el viento,
sobrevolar las cosas, perfilar horizontes
con este viento nuevo y esperanzador.

Las nubes verticales y grises
descienden por el tobogán del viento
y huyen hacia el sur.
Los rayos del sol alumbran ahora la plana,
verdean los naranjales,
se abre tímidamente la flor del almendro
y el mar se funde linealmente con el horizonte.

Ya sólo queda del viento el frescor de su abrazo
y la memoria de nuestro primer reencuentro.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Reencuentro en Alcocéver.


Reencuentro en Alcocéver.


                    
Apareciste tú de nuevo, sobrevolando las rocas,
girando tus alas como una libélula,
despidiendo chorros de colores enredados
en transparentes muselinas de alas plateadas,
y seguí deslumbrado el camino que,
atravesando las llagas de la plana,
conduce hacia tu centro inevitable,
hacia tu remolino de olas y de gaviotas.

¿Pudieron ser los azules, los blancos,
el rumor de las olas, la templanza del aire,
la algarabía de los pájaros,
el silencio de los almendros, el olor del azahar,
la inmanencia de tus naranjos?

Mis ojos siguieron la ruta encendida
e ilusionada hacia tu imagen,
en una mañana de cálidos reflejos
esparcidos por los montes,
por un aire lleno de semillas de oro,
de trémulos y errantes molinillos blancos,
intentando descifrar tu esencia
a través de los sonidos, de los colores,
de las distancias, hasta llegar a ti
en una transición anhelada y resuelta
y contemplar otra vez la espuma de tus olas.

¿Podré ver el mar, sin cegarme el centelleo
de las crestas plateadas de las rompientes,
llegaré a traspasar estas colinas eternas
que alargan el camino y encontrarme
cerca de la veladura azul que te bordea
y que se extiende hacia el horizonte,
como una llanura ilimitada que no desborda
ni rebasa los márgenes, pero se alza
como una pared en la lejana perspectiva?

¿Me verá a mí el mar?

¿Me cederá algo de su inmensa quietud
para amansarme en este desconcierto
de la sorpresa, del encuentro inevitable
tantas veces intuido?

La brisa deposita sus cristales de lluvia
en mis ojos abiertos
y mis párpados son brasas
enrojecidas por el esplendor del sol.

Las heridas de la espera se cierran
con la sutura del encuentro,
y ya sólo queda el parpadeo del horizonte,
la palpitación acelerada,
el desconcierto de los sentidos,
el olor especial a salitre
que empapa mi cuerpo cansado
y que me envuelve y acaricia en suaves oleadas.

Plenitud, transitoria eternidad
de las formas y de las sensaciones
que en un momento superan
la capacidad del alma.

El tiempo ya no existe y se disipan
las alas plateadas y los colores
que a borbollones huyen de la plana.

Todo es quietud ahora, expectante reposo,
anticipación de nuestro inminente
y sustancial reencuentro.



sábado, 7 de mayo de 2011

Lacrimosa del Réquiem de Mozart.



Lacrimosa del Réquiem de Mozart.


Nadie pudo impedir tu último instante,
la agonía, angustia desbordada,
sobre el último pliegue de tu almohada,
entró en tu cuerpo, atroz y lacerante.

Día de lágrimas en tu semblante,
la emoción personal, desesperada
fusión de sensaciones emanada
de tu imaginación alucinante.

La huída terminal hacia la ausencia,
un testimonio musical lanzado
que sobrepasa la crisis emotiva,

el réquiem de tus lágrimas, tu esencia,
un prodigioso esfuerzo inacabado,
y el culmen de tu dimensión creativa.



lunes, 2 de mayo de 2011

Recuerdo de Andrés González Deniz.



Recuerdo de Andrés González Déniz.




Un destello de luz,
una impensable centella,
vino de repente a impresionar
el negativo de mis horas tristes de soledad;
la claridad desbordó la negrura
y una avalancha de ideas nuevas,
de sentimientos frescos e inefables
se instaló en el alféizar de mi ventana
irrumpiendo en la estéril soledad de mi alma.
Tuvo que venir desde una isla lejana,
donde el pino crea vírgenes,
se alternan el timple y la folía,
y los pensadores leen libros
en la quietud de su refugio.
Ya no hubo razón para la distancia,
sólo para el asombro
y la admirativa contemplación.
De vez en cuando me asomo a mi ventana
para recibir el aire puro
del pensamiento nítido y creativo
que viene desde Teror
para cubrir el vacío de mi alma,
mientras escondo con pudor en estas líneas
mi elogio hacia su autor.


 .

domingo, 1 de mayo de 2011

Sonetillo.


Para hacer honor a la distinción que me hicieron mis amigos argentinos y para cumplir con mi intención de alegrar un poco más la vida, sin acritud,  publico hoy este sonetillo a un, por supuesto, imaginario personajillo:




Lo que sobra.



Una triste y mendaz filosofía
anclada en un cerebro de mosquito,
un incapaz y falso periquito
que nos habla e insulta  cada día,

un ofensor del pueblo que porfía
en la falsa verdad que nunca ha escrito,
que nuestro nombre piensa que ha proscrito
y lo cambió por el de ciudadanía.

Un charlatán que engaña a las Españas,
un trabalenguas necio que no sabe
ni lo que el pueblo piensa ni padece,


difusor de mentiras y patrañas
que dirige un país en que no cabe
la basura que siempre nos ofrece.


A un político mendaz y corrupto.